Una ciudadana que piensa en el mar
Al vivir en una ciudad como la CDMX, es fácil pensar que lo que hacemos aquí no afecta al mar. No tenemos playas cercanas, ni barcos pesqueros, ni arrecifes de coral en la esquina. La realidad es que nuestras acciones cotidianas están más conectadas con los océanos de lo que creemos.
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Hoy quiero platicarte de dos temas con los que impactamos al mar fuertemente: El pescado que comemos y la basura que generamos desde la ciudad.
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La basura de la ciudad y su viaje inesperado
Cada día en la CDMX se generan más de 12 mil toneladas de basura, de las cuales gran parte termina en tiraderos a cielo abierto. El viento y la lluvia arrastran plásticos, envolturas, botellas y microbasura hacia ríos y drenajes. Estos desechos, tarde o temprano, viajan por los sistemas hídricos y llegan al mar.
Lo que tiramos en la ciudad no se queda aquí.
El pescado en nuestra mesa
A la par, otra forma en la que afectamos al mar es a través de lo que consumimos. La CDMX es uno de los mercados más grandes de pescado y mariscos en el país. El problema es que muchas veces compramos sin fijarnos en el origen:
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Pesca no sustentable significa capturar más de lo que el mar puede reponer, usar métodos destructivos (como redes de arrastre) e ignorar vedas.
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Este tipo de pesca provoca la disminución de especies afectando tanto a la biodiversidad como a las comunidades pesqueras que dependen de ellas.
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Además, los mares pierden equilibrio: si una especie disminuye demasiado, se rompe la cadena alimenticia y todo el ecosistema sufre.
¿Cómo podemos cuidar el mar desde la CDMX?
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Reducir nuestra basura: Rechazar empaques innecesarios. Reutilizar lo más posible. Reparar en vez de deshechar. Y por último, separar residuos, y encargarnos que se reciclen. Al entregar tu siguiente pedido, regrésanos los empaques que te enviamos. Conoce nuestro programa Cero Basura/Recicla
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Consumir responsablemente: Compra pescado sustentable y mexicano. Compra aquí trucha sustentable, y varias especies de pescado sustentable salvaje del mar aquí
Si logramos ser más conscientes, cada acción —desde rechazar una bolsa hasta elegir pescado sustentable— puede convertirse en una ola positiva que ayude a limpiar mares y asegurar su riqueza para el futuro.
Yo quiero ser una ciudadana que piensa en el mar, una ola con impacto positivo
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